El diseño de oficinas ha ido cambiando drásticamente a lo largo del tiempo, pasando de ser un simple “contenedor” donde trabajar a una herramienta estratégica para diseñar una experiencia laboral productiva y excepcional.
La evolución del diseño de oficinas está en sintonía con los últimos avances en la tecnología, con las nuevas formas de trabajo y la transformación de las culturas corporativas.
En los años ´50, las oficinas se diseñaban para ser grandes y austeras, con muebles y esquemas de color simplistas. Las oficinas consistían fundamentalmente en una gran sala con lo básico, un escritorio y una silla, sin ningún elemento de diseño. Algunas oficinas también contaban con un área de descanso, para que los empleados pudieran tener un pequeño receso durante sus jornadas laborales.
A lo largo de la década de 1970, el diseño de oficinas comenzó a adquirir una nueva forma, con espacios abiertos y áreas comunes. Esta etapa se caracterizó también por un fuerte enfoque en la seguridad y la ergonomía. Los muebles también comenzaron a ser más cómodos, con sillas con respaldos ajustables y mesas más modernas.
En los años 1990, el diseño de oficinas evolucionó y empezó a verse como un elemento para humanizar el ambiente de trabajo. Los tableros eran más alegres y modernos, con sillas y mesas reconfigurables. Las oficinas también comenzaron a incluir áreas para comidas y desayunos.
La evolución de las oficinas: Bienestar, flexibilidad y experiencia del empleado
La tecnología y el diseño de oficinas han avanzado aún mucho más desde la década de los ´90, y podemos afirmar que en estos momentos está viviendo una auténtica revolución, acelerada por la pandemia. Su diseño se dirige ahora especialmente al bienestar y la experiencia de los trabajadores, con más espacios para relajarse y colaborar con otros trabajadores.
Pero, sin duda, dos de los cambios más relevantes en la evolución de las oficinas se refieren al propio concepto de lo que es la oficina y al valor que las empresas están confiriendo hoy al diseño de oficinas. La mayoría de las organizaciones consideran ya que el espacio de trabajo es crucial para marcar la diferencia entre un entorno de trabajo desmotivador y uno que promueve la productividad, la innovación y el compromiso de la plantilla.
Las oficinas ya no se limitan a un simple activo inmobiliario: cada vez más están siendo consideradas una herramienta de gestión y colaboración fundamental para todos los sectores. Las nuevas tecnologías, la redefinición de las políticas laborales y la cultura de trabajo cada vez más descentralizada hacen que las oficinas modernas sean mucho más que un lugar para sentarse a trabajar; son el lugar donde las ideas se comparten y los equipos de trabajo se conectan.
Ahora, las oficinas se han convertido en espacios de innovación, donde la creatividad fluye naturalmente entre los trabajadores. Estos espacios permiten a las personas compartir conocimientos, ideas y perspectivas al mismo tiempo, lo que propicia la creatividad.
Además, la evolución de las oficinas responde a la necesidad de cubrir la demanda de trabajo flexible que los trabajadores quieren ahora. Los espacios de oficina modernos deben cumplir también con la diversidad en todas sus dimensiones, con el bienestar de los trabajadores y con el medio ambiente.
Si el entorno laboral no es estimulante, los empleados no tomarán los proyectos con la misma energía y compromiso con los que una oficina bien diseñada los inspiraría. En este sentido, según varios estudios recientes, una oficina bien diseñada puede aumentar la productividad entre el 20% y el 30%, lo cual es una excelente medida para todas las compañías.
La oficina hoy se concibe como una herramienta para mejorar el desempeño laboral de los trabajadores y también como el reflejo de la marca y de los valores de la compañía, tanto externa como internamente. Sea cual sea su estilo, el diseño de oficinas tiene la responsabilidad de infundir un sentido de identidad y propósito en los trabajadores.
En definitiva, la oficina no es solo un activo inmobiliario, sino un componente clave del éxito empresarial en el siglo XXI.